Sicilia subterránea – Debajo del suelo siciliano se esconde una segunda isla: una Sicilia hecha de piedra y silencio, de túneles, criptas, acueductos, tumbas excavadas, refugios y canales de agua milenarios. Es una dimensión escondida que atraviesa toda la isla, marcada por siglos de historia y espiritualidad. Entrar en ella es sumergirse en la memoria profunda de Sicilia, en lo que no se ve, pero permanece.
La geología de la isla – tufa, caliza, arena compacta y lava – ha facilitado desde la antigüedad la creación de estructuras subterráneas. Griegos, romanos, árabes, normandos y cristianos bizantinos excavaron el suelo no solo para vivir o defenderse, sino también para rendir culto, almacenar agua, protegerse o simplemente desaparecer.
En Siracusa, las catacumbas de San Giovanni constituyen uno de los conjuntos paleocristianos más extensos del Mediterráneo. Se trata de kilómetros de corredores, tumbas familiares, nichos y cámaras rituales. Justo al lado, la cripta de San Marciano y la gruta de Santa Lucía narran los inicios del cristianismo en la isla y los usos posteriores de estos espacios durante la Segunda Guerra Mundial. Todos estos lugares están abiertos al público con visitas guiadas en varios idiomas.
En Palermo, la cripta de los capuchinos ofrece una experiencia tan fascinante como perturbadora. Cientos de cuerpos momificados, vestidos y conservados durante siglos, observan desde las paredes con ojos vacíos. Más que una atracción morbosa, este lugar es una reflexión sobre la muerte y el paso del tiempo en la sociedad siciliana.
Catania es probablemente el mejor ejemplo de una ciudad construida sobre otra. Las erupciones del Etna en 1669 y el terremoto de 1693 sepultaron parte de la antigua ciudad romana, pero no la destruyeron. Hoy, bajo plazas y calles barrocas, descansan las termas, anfiteatros, acueductos y cripta paleocristianas. Lugares como las Terme dell’Indirizzo o la iglesia de San Gaetano alle Grotte son accesibles y forman parte de rutas organizadas como el tour “Catania Subterránea”, muy recomendable para quien desee conocer este otro rostro de la ciudad.
Más allá de los núcleos urbanos, Sicilia ofrece joyas arqueológicas de gran valor. En el sureste, la necrópolis de Pantalica, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, cuenta con más de 5.000 tumbas rupestres excavadas en los acantilados del valle del Anapo. En la Cava d’Ispica, cerca de Modica, se puede explorar una ciudad entera tallada en piedra: casas, iglesias, graneros y caminos.
También en los alrededores de Palermo se encuentran los antiguos qanats, canales subterráneos de origen árabe diseñados para llevar el agua a la ciudad. Con visitas organizadas por expertos espeleólogos, es posible recorrer algunos de estos pasajes, donde el frescor y el sonido del agua crean una atmósfera única.
Conocer la Sicilia subterránea es mucho más que una excursión: es un acto de introspección, una forma de entender el alma de una isla que no solo brilla al sol, sino que también respira bajo tierra. Para el viajero curioso y sensible, es una experiencia inolvidable.