Museo Arqueológico de Licata: un viaje a través de los tesoros de la Sicilia griega

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En Licata, entre los severos contornos de las colinas de Agrigento y el profundo aliento del mar Mediterráneo, el tiempo nunca ha dejado de hablar. Las olas que acarician el puerto parecen llevar aún las voces de las naves griegas, las legiones romanas y el comercio medieval. En este paisaje marcado por siglos de historia, el Museo Arqueológico de Licata conserva la memoria material de un territorio que ha sido encrucijada de civilizaciones.

Visitar el Museo Arqueológico de Licata es sumergirse en un relato estratificado que hunde sus raíces en la prehistoria y se remonta a la Baja Edad Media. Es un museo de proximidad y profundidad: cercano al corazón de los sicilianos que lo habitan y, al mismo tiempo, capaz de proyectar al visitante hacia una amplia visión mediterránea. No es sólo una colección de objetos: es un relato en piedra, cerámica, bronce, vidrio. Y el relato comienza aquí, en la propia historia de Licata.

El contexto: Licata, entre mito, historia y arqueología

La ciudad de Licata, que domina el tramo meridional de la costa siciliana, tiene una larga historia que comienza mucho antes de su actual forma urbana. Conocida en la antigüedad como Phintias, fue una ciudad griega fundada en el siglo IV a.C. por el tirano homónimo de Agrigento, que decidió crear un nuevo centro urbano en la costa, más fácilmente defendible y abierto al comercio marítimo. Phintias se construyó siguiendo estrictos criterios urbanísticos y conoció una fase de prosperidad en los siglos siguientes, aunque pasó a estar bajo control romano tras la caída de Akragas.

La zona, sin embargo, ya estaba habitada en tiempos prehistóricos y protohistóricos: se pueden encontrar pruebas de la presencia humana en las cuevas del monte Petrulla y en los yacimientos de Gela, y en los alrededores se han hallado vestigios de necrópolis sicanas. En Licata, el pasado nunca ha sido enterrado del todo: resurge en cada excavación, en cada restauración, en las cerámicas bajo los cimientos de las casas y en los topónimos. El Museo Arqueológico de Licata es el guardián de este patrimonio milenario.

El Museo Arqueológico de Licata se encuentra en el histórico Claustro de Sant’Angelo, un edificio del siglo XVII que en su día albergó el convento de los Capuchinos, adyacente a la iglesia barroca del mismo nombre. El edificio, restaurado y reconvertido a finales del siglo XX, es ahora un fascinante espacio museístico: la alternancia de espacios cerrados y aberturas hacia el claustro crea un recorrido fluido, silencioso y acogedor, ideal para albergar la historia de la Antigüedad.

La disposición del Museo Arqueológico de Licata está organizada en salas temáticas y cronológicas, que permiten al visitante seguir el desarrollo de la presencia humana en la zona de Licata desde la Edad del Bronce hasta la Edad Media. Toda la exposición es el resultado de décadas de investigación, campañas de excavación y operaciones de recuperación llevadas a cabo por la Superintendencia del Patrimonio Cultural de Agrigento en colaboración con universidades italianas e institutos arqueológicos internacionales.

Las colecciones: un viaje por el tiempo y el Mediterráneo

La visita al Museo Arqueológico de Licata comienza con los hallazgos más antiguos, procedentes de los asentamientos prehistóricos del interior de Agrigento y de las colinas que rodean la ciudad. Vasijas de impasto, herramientas de obsidiana, cuchillas y objetos de uso doméstico narran la vida de las comunidades sicilianas que poblaron estas colinas hace milenios. Le sigue una sección dedicada al periodo griego: aquí el museo se abre a una narración más amplia relacionada con la fundación de Phintias y sus relaciones con Agrigento, Gela y el resto de la Sicilia helénica.

Entre los objetos expuestos más significativos se encuentran ánforas de transporte, recuperadas en contextos portuarios y pecios marinos, que atestiguan la intensa actividad comercial de la ciudad; cerámica ática de figuras rojas y cerámica indígena bandeada, hallada en las necrópolis urbanas y viviendas de la antigua ciudad; monedas, inscripciones griegas y latinas, lámparas votivas de aceite y fragmentos arquitectónicos.

Una sala está dedicada a la época romana, durante la cual Licata -actualmente conocida como Leukatia- adquirió importancia como puerto marítimo. De esta época se conservan azulejos con sellos de fábrica, restos de mosaicos en el suelo, objetos de vidrio soplado, instrumentos quirúrgicos de bronce y pequeños retratos escultóricos. Entre las piezas más emblemáticas se encuentra una estatua de mármol sin cabeza de un togatus, probablemente perteneciente a un notable local del siglo I d.C.

El recorrido museístico finaliza con una sección dedicada a la Alta Edad Media y a la transformación de la zona en las épocas bizantina, árabe y normanda. Aquí encontramos fragmentos de cerámica vidriada, objetos decorativos y testimonios de la vida material de los siglos posteriores a la caída del Imperio Romano. El Museo Arqueológico de Licata consigue así restituir una imagen compleja y fascinante de una ciudad que ha sabido atravesar las épocas, siempre en contacto con las grandes rutas mediterráneas.

Iniciativas recientes: valorización e investigación

En los últimos años el Museo Arqueológico de Licata se ha embarcado en un proceso de renovación y puesta en valor, con el objetivo de acercar al público local y a los turistas su historia de una forma atractiva. Se han creado nuevos paneles explicativos bilingües, rutas didácticas para colegios, visitas teatralizadas y aperturas nocturnas. Además, el museo participó en proyectos europeos de investigación, con actividades de digitalización de objetos y estudio de antiguas rutas comerciales.

Una de las iniciativas más populares fue la exposición temporal«El mar y las rutas«, que puso en diálogo las piezas del museo con fotografías e instalaciones contemporáneas, creando un puente entre la arqueología y el presente. Para los próximos años está prevista la instalación de una nueva sala dedicada a las excavaciones submarinas realizadas en el golfo de Licata, que han devuelto ánforas y materiales navales de gran valor.

Información práctica para la visita

El Museo Arqueológico de Licata se encuentra en Via Sant’Andrea 10, a pocos pasos del centro histórico y a poca distancia a pie. Está abierto de martes a domingo, de 9.00 a 13.00 horas (cerrado los lunes y festivos no programados). En determinadas épocas del año, especialmente en verano, se programan aperturas por la tarde o por la noche en el marco de actos culturales o «domingos en el museo».

La entrada es gratuita para todos los visitantes, ya que el museo forma parte del circuito municipal del patrimonio cultural. No es necesario reservar, pero para grupos o clases escolares se recomienda reservar por teléfono. En el interior del museo hay aseos, espacios de exposición climatizados y un pequeño punto de información con material ilustrativo. No hay librería, pero en la Biblioteca Municipal adyacente se pueden encontrar publicaciones sobre la arqueología de la zona.

Visitar el Museo Arqueológico de Licata no sólo significa entrar en un edificio. Significa recorrer la historia de una ciudad que ha sabido conservar su memoria, integrándola en el tejido urbano. Después de su visita, puede pasear hasta el Castillo de Sant’Angelo, con vistas al puerto, o explorar el barrio de la Marina, con sus coloridas casas y restaurantes con vistas al mar. Para los amantes del senderismo o la fotografía, el Monte Sole y el río Salso ofrecen vistas espectaculares y senderos naturales a pocos minutos del centro.

El Museo Arqueológico de Licata se convierte así en el punto de partida de una exploración más amplia: de la ciudad, del territorio, de la antigua Sicilia. Es un lugar donde el pasado habla con voz clara, sin artificios, y nos invita a redescubrir la profunda conexión entre raíces y paisaje.

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